En un evento paralelo a la 4ª Reunión Ministerial de la OECD sobre Productividad, se lanzó el Informe Regional “Transición digital, cambio tecnológico y políticas de desarrollo productivo en ALC: desafíos y oportunidades”, presentación que fue detallada por Claudio Maggi, consultor de la OIT y autor del documento, el que posteriormente fue comentado por un panel internacional, en el que participó el subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo, en representación del Gobierno de Chile.
Aquí te dejamos el discurso completo del subsecretario Boccardo:
Muy buenos días a todas y todos:
En primer lugar, mandar el saludo y las excusas de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, que se encuentra en estos momentos en una reunión con Presidencia.
También saludar a los representantes de la OCDE y de la OIT, así como también al viceministro de Ecuador al ministro del Trabajo de Brasil, a las representantes de empleadores/as y también de trabajadores/as en este panel.
Primero que todo, destaco la pertinencia de este Informe, de esta perspectiva multifactorial que no solamente nos permite comprender los déficits de productividad de la Región, sino que también entender el cómo se articulan de manera más sistémica los distintos factores, y a partir de eso también poder enfrentar a partir de esta comprensión, con un diseño de políticas públicas activa los dilemas de productividad.
En el caso chileno al menos al 2016 la Comisión Nacional de Evaluación de Productividad señaló que mientras en los años 90 la productividad en Chile alcanzó una media de 2,3% para explicar el crecimiento del país, en los próximos 15 años, del 2000 en adelante esta productividad bajó al 0,1%, lo cual nos plantea una serie de desafíos que, tal como lo señaló el Presidente Boric en su última Cuenta Pública, aspiramos a recuperar esta senda de productividad y alcanzar una media del orden del 1,5%.
Eso nos implica por un lado afirmar un diagnóstico de ciertos puntos que se ratifican a partir de los resultados de este Informe para el caso chileno; y, también, enfocarnos tanto en aspectos laborales como de productividad en general para afrontar los años que vienen.
Sabemos que en el caso chileno hay bastante consenso respecto a que los factores que más inciden en la baja de productividad tienen que ver con el decrecimiento de la ley en el sector minero que hace cada vez más costosa la producción de mineral.
En segundo lugar, también enfrentamos una importante heterogeneidad entre un sector altamente modernizado vinculado al aparato primario exportador chileno; y, por otro lado, cientos de miles de pequeñas y medianas empresas que en algunos casos se desarrollan en la economía de subsistencia y que también contribuyen a una importante proporción del empleo, pero también en contexto de informalidad.
En tercer lugar, una dificultad de avanzar en una diversificación productiva que la tenemos concentradas en ciertos sectores primarios exportadores y la necesidad de avanzar en una mayor inversión en I+D que nos permitan justamente aprovechar, como bien se señala en el Informe, esta capacidad primaria exportadora que tenemos, pero que se vaya extendiendo a las cadenas de valor que están asociadas justamente a este sector productivo.
Y, finalmente, también una concentración importante en distintos mercados, que hacen muchas veces que se desarrollen mercados totalmente competitivos y permitan ir desplegando y diseminando las capacidades de innovación, de desarrollo en las distintas actividades económicas.
Es a partir de ese contexto, de ese diagnóstico, que quiero concentrarme en dos aspectos importantes que estamos trabajando como Gobierno:
El primero que nos compete estrictamente en materia laboral, pero también destacar algunos aspectos generales de nuestro Programa de Gobierno en esta materia:
Por un lado, como Gobierno no solamente hemos colocado en el centro de nuestro programa y de diseño de políticas públicas el Trabajo Decente, lo cual implica pensar aspectos de productividad y de crecimiento en una perspectiva inclusiva, que vaya reduciendo las brechas de género, que al mismo tiempo vayan descentralizando la capacidad productiva del país; asimismo, que aborda las transiciones socioambientales desde una perspectiva de justicia a partir de los compromisos que tenemos como país de la descarbonización de nuestra matriz energética.
En ese contexto, estamos enfocados en una agenda de reducción de brechas de género, que por una parte busca recuperar los empleos perdidos durante la pandemia, pero que también busca poner énfasis muy fuerte en formación para el trabajo que permite insertar cada vez a más mujeres en sectores productivos altamente masculinizados, como son la minería, la construcción y otros que justamente hacen que el país pierda capacidades de formación, de recursos humanos que no se logran insertar de buena manera por estas brechas de género que tienen razones culturales y déficits en nuestro sistema de cuidado.
Por otra parte, estamos avanzando activamente en una estrategia de intermediación, de formación y de reconversión laboral que lo que busca es detectar estas brechas y lograr colocar todos estos instrumentos de formación y de certificación para fortalecer las habilidades digitales de nuestra fuerza laboral para poder ir insertando y, como el propio Informe señalaba, ir asegurando estas transiciones laborales desde sectores de baja a alta productividad, evitando por un lado un paro tecnológico, pero también asegurándonos que no se nos queden grupos rezagados; porque muchas veces en estas transiciones tecnológicas se abren nuevos cupos, pero no necesariamente las personas se logran insertar.
En esa línea, también estamos trabajando fuertemente en lo que es fortalecer la negociación colectiva. Y esto, porque creemos que buena parte de los acuerdos que permitan justamente este mejoramiento a nivel de los intramuros que señala el Informe, van en línea con lograr acuerdos con el mundo sindical que permitan ir mejorando formas de organizar el trabajo, mecanismos de adaptabilidad pactada, al mismo tiempo que muchas de estas reconversiones tecnológicas van en línea con el diálogo social.
En esa línea, también creemos que el tripartismo puede ser una herramienta fundamental para ir mejorando el diseño de políticas públicas. Justamente cuando conversamos con empleadores y trabajadores se permiten ir ajustando las políticas de capacitación a las necesidades específicas que tienen los sectores productivos. Y apuntar a una mayor descentralización de estas políticas, entendiendo que un país como Chile hay una diversidad regional muy importante.
En ese sentido buscamos a nivel de Programa instalar ciertos hitos que durante nuestro Gobierno nos permitan ir recuperando estas medidas de productividad:
En primer lugar, una Banca Nacional de Desarrollo, que lo que busca es poder ofrecer posibilidades de financiamiento a la pequeña y mediana empresa que son los sectores que no solamente requieren de mayor financiamiento, sino que también acompañamiento para ir reduciendo brechas digitales y, al mismo tiempo, ir acompañándolos en esta modernización de sus procesos productivos.
Además, estamos muy enfocados en que en esta transición socioecológica justa y el cierre de centrales a carbón permitan también ir fomentando las energías verdes e ir generando creación de empleo en esta línea al mismo tiempo de ir duplicando nuestra capacidad de inversiones, tecnologías, conocimientos y ciencia pasando del 0,5 al 1% del PIB.
Finalmente, también estamos enfocados en una reducción importante de los trámites que requieren hacer las empresas para abrir procesos de inversión a nivel público, como en muchos casos duplicidad de trámites que se realizan en distintos organismos; y un compromiso muy fuerte en fomentar tanto a nivel de fuerza laboral como de las pequeñas y medianas empresas las habilidades digitales, pero también acompañar en la digitalización y formalización de procesos a las pymes para que puedan reinsertar de una manera mucho más adecuada e intensiva en las cadenas de valor.
Por lo tanto, no solamente concentrar, como bien señala el Informe, en la gran industria y gran empresa, sino que también permitir justamente que a través de mecanismos de capacitación, certificación y digitalización podamos ir construyendo una pequeña y mediana empresa robusta que pueda ir acompañando estos procesos, ya que, como en todos los países de América Latina, cumplen un rol muy activo en la producción como en la generación de empleos.
Entonces, para finalizar, como Gobierno estamos comprometidos en esta agenda, con un énfasis muy fuerte en la formación del trabajo en habilidades digitales, acompañar los procesos de reconversión laboral de las transiciones socioambientales; y comprometidos con el diálogo, con el tripartismo que creemos que son las formas genuinas en que los países modernos alcanzan el desarrollo y pueden recuperar las tasas de productividad con un énfasis fuerte en el trabajo decente y en la equidad social.
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Ver el resumen ejecutivo del Informe Regional Productividad Transición digital, cambio tecnológico y políticas de desarrollo productivo en ALC desafíos y oportunidades:
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